El salón toma su nombre del ave emblemática ecuatoriana y andina en general, que fundida en oro corona los dos grandes espejos de cristal de roca que se encuentran a cada extremo de la habitación, así como el tope de la chimenea de mármol gris ruso. El magnífico trabajo de estuco y dorado sobre las paredes blancas, igual que los diez espejos empotrados en los paneles, hacen que la estancia se vea mucho más espaciosa. Por la connotación simbólica del cóndor, que aparece en los escudos de armas del Reino y de la Casa Real, este espacio es usado principalmente para la firma de tratados internacionales, aunque también como sala de espera para las audiencias con los monarcas ecuatorianos.