Jardín frontal

Después de atravesar las pesadas y altas puertas de hierro forjado que custodian el ingreso al dominio del Palacio Real de Alameda, sobra la calle Paseo del Rey, el visitante recorre una amplia avenida flanqueada por dos jardines que separan la ciudad del edificio principal, y son hogar de 142 hermosos y frondosos árboles de pino negro, retoños de un grupo de doce que llegaron al país en 1896 como obsequio del emperador Mutsuhito de Japón.

 

Dos construcciones se levantan tras los jardines laterales: al occidente encontramos la Capilla conocida como de la Vera Cruz, que se ubica en el mismo lugar donde se hallaba la ermita original del siglo XVI levantada por los españoles. Mientras que al oriente se puede apreciar el pabellón de la Guardia de Palacio.

 

La avenida conduce a una gran plaza abierta que sirve como patio de corte para el Palacio en sí mismo, lugar en el que se realizan las ceremonias de bienvenida a monarcas y líderes extranjeros en visita oficial a Ecuador, así como la revisión de la Guardia por parte del Rey cada lúnes, y algunas ceremonias militares de relevancia para la Casa Real.


Parque posterior

Ubicado en la parte posterior del edificio del palacio, el parque constituye la parte más extensa del dominio real, siendo una mezcla perfecta entre cuidados y geométricos jardines de tipo francés, y boscosos espacios de tipo inglés, que le han valido a La Alameda ser conocido como el Versalles de Los Andes.

 

La pieza central es sin duda la espectacular fuente fabricada en bronce por la casa italiana Lancini & Co, que con sus diez metros de alto y esculturas de grifos (bestias mitológicas con cuerpo de león y cabeza de águila), encantan a todos los visitantes y sueles ser la pieza decorativa central de las celebraciones que el Rey ofrece en las temporadas calurosas.

 

A medida que se avanza hacia el norte, las cuidadas jardineras van transformándose en un idílico bosque de cuento de hadas que esconde esculturas y pequeños pabellones de estilo neoclásico para el recreo y descanso de los paseantes.